El descubrimiento de Machu Picchu se inició con un gran trabajo de 3 hombres, los cuales subían a gatas por la montaña.

Era la mañana del 24 de julio de 1911 e Hiram Bingham III había salido del campamento en el río Urubamba con sus dos acompañantes para investigar unas ruinas que; supuestamente, yacían en una cumbre altísima de una montaña vieja.

A unos 550 metros sobre el valle los escaladores se toparon con dos campesinos que habían emigrado a la montaña para evitar a los recaudadores de impuestos. Aquellos aseguraron al cada vez más escéptico Bingham que las ruinas de que había oído hablar se encontraban cerca de allí. Incluso, enviaron a un niño para que les mostrara el camino.

Descubrimiento de Machu Picchu

Cuando Bingham, finalmente, llegó al lugar, miró con incredulidad la escena que se revelaba ante sus ojos. Un laberinto de paredes y terrazas asomaba entre la maleza abundante. Machu Picchu era como un fantasma inca que se hubiera ocultado del mundo exterior durante casi 400 años.

Aunque posteriormente Bingham reconoció que no fue el primero en descubrir Machu Picchu, si fue el primer científico que lo estudió.

Es así, que gracias al apoyo financiero de la National Geographic Society, los equipos de Bingham retiraron la vegetación de la cumbre. Allí trazaron planos y tomaron fotografías de las ruinas.

Cuando fue conocida la noticia del descubrimiento, muchos estudiosos trataron de desentrañar la naturaleza del lugar, pero nadie pudo ofrecer una respuesta precisa.

Fue en los ochenta que se encontró un documento que databa de 1568, donde se consignaba una petición a la corte española de los descendientes de Pachacútec Inca Yupanqui. Ahí se declaraban que su antepasado había sido hacendado en un lugar llamado Picchu.

Estudios posteriores de la arquitectura y los artefactos rescatados sugieren que Pachacútec vivió en aquel lugar. El líder comía en vajilla de plata, se aseaba en un baño de roca y se relajaba en un hermoso jardín de orquídeas.

Esto y mucho más han hecho hoy en día de Machu Picchu una de las maravillas arqueológicas del mundo.

Fuente: National Geographic.

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